La vida de una Banshee no es sencilla. Al contrario, es tétrica, tortuosa, terrorífica en ocasiones. Una vida llena de llantos, gritos desgarrados y malas noticias anunciando a la gente la muerte de un ser querido.
Ver como a todas esas personas se les parte en pedazos el alma al escuchar su desgarrador llanto, portador de desgracias, hace que su propia alma sufra, se atormente.
Y, sin embargo, ahí está ahora, tranquila, en calma, en paz, haciéndose las uñas para camuflar que, con ellas, le ha arrancado de la garganta el último llanto, el último aliento, a su propia madre. Sin derramar ni una sola lágrima, sin soltar un solo grito, sin sentir una pizca de pena mientras la veía desangrarse en el suelo.
La primera muerte de un familiar que no se ve en la necesidad de llorar.
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