Un pacto es un pacto y el Diablo le había prometido belleza y juventud eternas a cambio de una sed de sangre que condenara a las almas de aquellos que mordiera al infierno. Sería más poderoso y más irresistible cuantas más almas condenara al infierno y así el Diablo daría el acuerdo por válido. Si dejaba de enviar almas al infierno, sería la suya, solitaria, envejecida, podrida, la que estaría condenada a la peor de las torturas.
Pero Drácula había perdido sus ganas de seguir viviendo. Ya no deseaba ser inmortal ni seducir a apuestas jovencitas a las que chupar la juventud, la libido y la vida. Quería descansar, pero el pacto firmado con el Diablo hacía cientos de años le condenaba a no poder hacerlo pues, si dejaba de enviar almas, no era el descanso eterno lo que le esperaba.
Solo le quedaba una solución. Llegar a un nuevo acuerdo con el Diablo.
Para ello lo invocó a su castillo y el diablo se presentó ante él como un perro feliz, moviendo el rabo.
—¿Qué quiere mi más fiel súbdito? —saludó el Diablo.
—Un nuevo acuerdo.
—¿Uno nuevo? ¿No estás contento con el anterior?
—Quiero recuperar mi alma. Quiero ser libre y descansar…
—¡Ja! —rió el Diablo—. Eso te saldrá caro. Muy caro.
—¿Qué tal la condena al infierno de todas las almas? —sonrió Drácula.
—Te escucho.
—Utilizaré mi poder de persuasión para hacer que todo humano se obsesione con la belleza y la apariencia de eterna juventud y te venda su alma a cambio de lucir siempre radiante, joven y bello.
—Si lo consigues, tu alma será libre.
Y Drácula persuadió a Kevin Systrom y Mike Krieger para que crearan Instagram y sus filtros.
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