Ya os hablé de Mary Gazte en una entrada anterior con motivo de la presentación de su último libro de relatos, que podéis mirar pulsando el enlace que he dejado en su nombre, pero hoy vengo a hablaros de Truco o Trato, lo primero que leo de esta autora.
Lo primero que tengo que decir es que Mary Gazte, pese a la apariencia oscura de su imagen en RRSS, es como esa chica guapa con "mal gusto" a la hora de elegir "pareja". (Me explico, no vaya a ser que su marido se cabree conmigo). Mary Gazte tiene talento, pluma, ideas originales, pero tiene la costumbre de fijarse en géneros como la fantasía o el terror o los libros infanto juveniles o de relatos. Los géneros y formatos "patito feo" de la literatura. ¿Pero que sería de los feos sin escritoras como Mary Gazte? Una de las virtudes que admiro de ella es esa: que escribe lo que le llena aunque sepa, desde el principio, que su público va a ser minoritario. Solo espero que pueda llegar a todo ese público que disfruta de estos géneros y formatos. Se lo merece.
Truco o Trato es una novela corta, o relato, dividido en dos actos con una visión diferente del cielo, el infierno y la propia muerte. Una visión que a mí me ha convencido y con la que puedo llegar a congeniar.
Un relato que presenta a la muerte como un ente que vive entre nosotros que se limita a hacer un trabajo, uno que hace lo mejor que sabe, pero en el que nunca puede aspirar a más, ni dimitir, ¿O sí?
Mary Gazte tira de imaginación para presentarnos a una muerte cansada, hastiada, aburrida de tener que hacer día tras día, y sin descanso, el mismo trabajo. Al fin y al cabo, ¿Quién no se ha cansado alguna vez de su trabajo aunque este sea tan apasionante como matar estúpidos humanos? (Esto de estúpidos humanos no es ni de Mary Gazte ni de la muerte en su novela, es mío. Cosecha propia.)
Truco o Trato se lee en un suspiro, en el tiempo que transcurre en un último aliento, en el espacio de tiempo que hay entre estar vivo y la muerte, pero deja una reflexión que dura más tiempo, como un mordisco a una alita de pollo picante que tragamos casi sin masticar pero que deja su rastro ardiente por nuestra garganta hasta hacernos arder las tripas.
Solo me queda invitaros a leerlo y a descubrir a esta escritora bilbaína que se atreve a bailar con los feos porque lo importante no es el con quién si no la pasión con la que se baila. Y el patito feo terminó siendo un cisne.
Me la apunto. Kisses